Tras más de un año resistiendo los efectos de la pandemia, los locales han logrado acuerdos que les permitirán mantener la puerta abierta y la buena comida en la mesa.
Abril termina con buenas noticias en materia de hostelería. Tanto Zalacaín como Lhardy, dos de los locales más emblemáticos de Madrid, se salvan del cierre gracias a la intervención de dos grupos de restauración: `Pescaderías Coruñenses´ y `Grupo Urrechu´.
Tras más de un año resistiendo los efectos de la pandemia, los locales han logrado acuerdos que les permitirán mantener la puerta abierta y la buena comida en la mesa. El rescate de estas empresas es un soplo de aire fresco tanto para el sector hostelería como para los foodies y sibaritas madrileños; ya que estamos hablando del primer restaurante en ser condecorado con tres estrellas Michelín en España y de una de las casas de comida centenarias más famosas de la capital.
Fusión de dos centenarios
Lhardy es uno de los restaurantes más castizos y antiguos de Madrid, fue inaugurado en 1839 y su cocido es un clásico de la gastronomía en la capital. Al igual que muchos restaurantes centenarios, ubicados en el Centro, la pandemia y la caída del turismo representaron un duro golpe para sus dueños, quienes entraron a pre-concurso de acreedores a principios de marzo.
La salvación llegó de la mano de otra empresa con más de 100 años de historia en España. Se trata del `Grupo Pescaderías Coruñesas´, que en abril cerró un acuerdo para la compra del restaurante y el edificio en el que este está ubicado. De esta manera, los proveedores de pescados y mariscos suman al icónico `Lhardy´ a la lista de locales de restauración que han venido abriendo en los últimos años: `El Pescador´, `O’Pazo´ y `Filandon´.
La pelea por el Zalacaín
El Zalacaín era una visita obligada para todos los seguidores de la buena mesa en Madrid. El restaurante se convirtió en el primer establecimiento de hostelería en lograr las tres estrellas Michelín en toda España.
Entre sus especialidades más famosas destacaban: el `caviar imperial´, `las ostras´, `el tartar de lubina´ o la `tarrina de Foie de Oca´.
El lujoso establecimiento cerró sus puertas en noviembre de 2020 y pasó a un complicado proceso de venta en el que resultó ganador el grupo Urrechu, que también mantendrá los negocios de catering y eventos (In Zalacaín) de la familia García-Cereceda.
El nuevo Zalacaín estará dirigido por el chef Iñigo Pérez, quien fuera alumno de Martín Berasategui, y promete mantener el carácter de lujo que ha hecho famoso al local desde su fundación en 1973.
Con estas dos operaciones gastronómicas la hostelería madrileña comienza a reajustarse, tras una de sus peores temporadas, de la que promete salir fortalecida.
