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LA VIÑA, ASOCIACIÓN EMPRESARIAL DE HOSTELERIA DE LA COMUNIDAD DE MADRID ("LAVIÑA")
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El local, una taberna de esas que nacieron para acoger tertulias de literatos y de artistas de la Movida, resurge rebautizado como Varsovia Cocktail & Bar, abierto durante todo el día, desde el vermú hasta la hora más canalla de los cócteles.
Raúl Saldaña, madrileño de nacimiento y malasañero, siempre ha estado vinculado al barrio –durante años ha estado tras la barra del Vacaciones– y sabía que antes o después tendría su propio bar aquí. La taberna se encuentra en el número 33 de la calle San Andrés, no ha querido modificar apenas la estética de café literario modernista que todavía hoy conserva el local: continúan los sofás de terciopelo rojo, las mesas de hierro y mármol, las paredes forradas con zócalos de madera y las lámparas de principios de siglo originales, ahora reubicadas en los salones interiores, donde son las absolutas protagonistas.
A la hora del aperitivo, con un vermut de grifo, un vino de autor o una caña bien tirada de por medio. De acompañamiento para los tragos, raciones para compartir, como sus conservas gourmet de La Brújula, tablas de quesos y embutidos, cazuelitas de sobrasada y hasta tostas recién hechas. Por cierto, que nadie busque la carta, aquí las consumiciones se anuncian en cuadros que cuelgan de las paredes, como en los bares de antaño.
Y aunque cualquier hora del día es buena para tomarse uno de sus cócteles, el momento idóneo es cuando asoma la noche, a elegir entre siete combinaciones clásicas –Old Fashioned, Bloody Mary, Margarita…– y otras de autor como el Hot Ángela. Así se remata la noche malasañera, que aquí aguanta hasta pasadas las dos de la madrugada a ritmo de buena música: desde el pop de los Beatles hasta el sonido punk de Joy Division y de los enérgicos AC/DC, sin descuidar cantautores al estilo de Sabina, la música disco de los 70 o incluso el flamenco de Camarón. Porque la clave está en la calidad: si es bueno, tiene un momento asegurado en las noches canallas del Varsovia.